"Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa" Emma Goldmann

Después de llevar un tiempo por Galicia con la alegría inmensa de compartir mi tango, me sorprendí con los comentarios de algunas personas que decían no querer aprender porque lo consideraban machista. ¿El Tango machista?? Para nada- pensaba yo- puede que lo haya sido en sus comienzos como cualquier otra danza folklórica, claro, pero ahora no. El tango es la maravilla, evoluciona con los tiempos, absorve y evidencia los cambios sociales sin perder la esencia que lo hace Tango. ¡Por favor! Si hay tango tradicional, tango nuevo, tango queer, milongas gays...NO!! Mi tango no puede ser machista...¿O si?

Después de la sorpresa y la negación (a veces me pasa), me puse a pensar y a accionar (a veces también me pasa). Ya que el machismo se cuela como el agua por todos los espacios, puede que el Tango tenga algo o mucho de machismo. Veamos, porque reconocer es el primer paso para poder cambiar.

El Tango de exportación, le hace mucho daño al TANGO (Y Hollywood también!!)...

No sé de quién esta foto, pero me encanta
La imagen que mucha gente tiene del Tango es la que aparece en las películas de Hollywood: pasión, jadeo, manos que recorren cuerpos envueltos en deseo...Buf! Pura mentira, se imaginan, si no qué sería de l@s argentin@s y uruguay@s en un constante orgasmo tanguero... No; cualquiera que se adentre en el universo del Tango descubrirá que esto no es así (siento decepcionarl@s).

Pero a esta imágen distorcionada del Tango tradicional contribuyen algunas presentaciones de Tango escenario o exhibiciones de maestr@s. Aunque hay honrosas excepciones, muchos reafirman esta imágen machista del Tango: mujeres cosificadas, con vestidos súper escotados, tajos/rajas en las faldas, espaldas al aire. Nosotras semi desnudas mientras ellos en traje o smoking. ¿Por qué? Mmmm, esto no me está gustando nada, no me identifica ni un poquito!!

Y en las milongas (encuentros de tango)?

Ya vimos que el machismo puede colarse en el tango escenario y/o en algunas presentaciones, pero qué sucede en los lugares donde cualquiera puede ir a bailar, en las milongas? Allí cada un@ va vestid@ como quiere, claro, pero lo primero que se observa es que son los varones quienes en general invitan a bailar. Este código de “toda la vida”, se va modificando poco a poco, pero queda bastante por hacer. Ellos toman la iniciativa y lo habitual es que nosotras esperemos sentadas a que nos conviden, como mucho se nos da la posibilidad de mirar con insistencia de madre enfadada a alguien hasta que se de cuenta de que queremos bailar, pero casi nunca invitamos abiertamente. Solución: compañeras, a animarse!!

(Nota: no sé por qué, pero confieso que a mi me cuesta bastante.)

Los roles: guía- guiad@

En el Tango tradicional, el rol de guía es adjudicado al hombre y el de guiada a la mujer, como en todas las danzas de las que tengo conocimiento en la que existen estos roles. Por suerte esto también va cambiando poco a poco y aunque habiendo un varón y una mujer se asume que este va a guiar y esta otra va a dejarse llevar, la verdad es que son cada vez más las personas que se asoman a ver “qué hay del otro lado” intentando aprender ambos roles. Lo sano para mi sería que cada uno aprendiera el que le de la gana o ambos, sin condicionamiento por sexo.

Pero más allá de esta situación, lo más penoso para mi es notar que al rol de guiad@ se le adjudica históricamente cierta pasividad, como también sucede en otros bailes tradicionales. Es decir, la superioridad, actividad y propuesta del rol de guía (tradicionalmente el varón), frente a la inferioridad, pasividad, obediencia del rol de guiad@ (tradicionalmente la mujer). Sospecho que esto se “filtró” en algún momento en el Tango, es decir, que no tiene que ver con su origen, pero la realidad es que por muchos años ha sobrevolado la idea de que “cualquiera puede dejarse guiar si hay un buen guía”. Esta desvalorización del rol adjudicado normalmente a la mujer me parece terrible, y además es una mentira. Cualquier persona que sepa guiar sabe también que necesita del otro lado alguien preparado, activo, presente, capaz de responder y de proponer, porque el Tango básicamente es diálogo en movimiento, por lo tanto, si te gusta hablar sol@, no estarás bailando Tango. (y esto va para cualquiera de los dos roles)

En las clases intento poner ambos roles en igualdad de condiciones. Para uno se necesitan unas cuestiones técnicas y para el otro otras, pero igual de importantes para conformar una pareja. Destaco esto porque si no corremos el riesgo de reproducir el error, más allá del sexo de la persona que guíe o se deje guiar...

De todas formas, creo que hay cada vez más parejas donde los roles en igualdad se notan. Alegría!!

L@s profesor@s y el vocabulario

Tengo el orgullo de venir de una estirpe de mujeres tangueras, y cuando comencé a tomar clases oficialmente, tuve la suerte de tener una maestra: Claudia Bozzo. Pero esto era algo excepcional. Lo más común por aquellas épocas era tener como profes una pareja de Tango (varón-mujer) o bien un hombre que enseñara solo dando por sentado que él sabía todo por ser guía. Si había una pareja la mujer estaba absolutamente desvalorizada. La voz cantante y el protagonismo lo llevaba siempre él. Basta con recordar la forma en la que se presentaban, “el cartel”: siempre el nombre del señor por delante. Si por alguna razón la pareja se disolvía, la mujer estaba condenada a la oscuridad y al olvido, pero él seguro aparecía pronto con una muchacha más jóven.

De un tiempo a esta parte esta situación también cambió. Las mujeres del Tango ya tienen nombre propio y no son sólo “compañeras de”. Escuelas fundadas por ellas, parejas en las que ellas son tan famosas o reconocidas como ellos, es decir, mujeres que brillan por si mismas más allá de la persona con la que bailen.

También hubo un cambio en la forma de concebir el movimiento, de guiar y ser guiad@. Estos aportes para mi son fundamentales porque determinan un lenguaje corporal distinto que se traduce en nuevos métodos de enseñanza y en la necesidad de encontrar nuevas palabras. Ya no se “ordena” ni se “manda” a que ella haga (en el caso de parejas constituidas por varones y mujeres y sea ella quien se deje guiar). Quién quiere bailar así, por la fuerza?? Las palabras son importantes, para conocer, entender y transmitir. Creamos ideas con las palabras. Expresiones como “Ella no me obedece” están absolutamente fuera de lugar en mi tango. Obedecer es Anti tango. El tango es la danza de la libertad, del cuestionamiento de lo establecido, ninguna de las dos partes de la pareja obedece, construimos juntos con unos códigos dados. La persona que guía propone pero no impone.

¿Entonces?

No creo que sea correcto decir que el tango ES machista.

El tango es una danza de pareja, es decir, de pares (iguales). Las personas que compongan esta pareja pueden tener distintas ideologías y esas ideologías, esas formas de ser y de pensar se expresan al bailar. Supongo que las personas machistas aprovecharán este espacio para generar realaciones de poder, sumición, menosprecio, etc, etc, etc; mientras que las personas feministas se relacionaran de forma igualitaria, establecerán lazos sanos y de disfrute mutuo, de creación, expresión de libertades, respeto, etc, etc, etc.

Al mismo tiempo formamos parte de un momento histórico y esto también impregna nuestro baile. Sería una pena bailar hoy con códigos de los años 1900. Si la sociedad era en ese momento más machista y ahora no lo es tanto, es de esperar que nuestra forma de bailar también haya evolucionado.

Cierto es que hay todavía muchos espacios del Tango por cambiar, incluso algunos que seguramente no puedo ver, pero amo bailar tango. Entonces compañer@s, a poblar el Tango también de feminismo que lo merece, lo aseguro.

(Más reflexiones en la solapa...gracias!) 

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